Miles de capitalinos han pasado cientos de veces por el memorable Centro Histórico de la Ciudad de México, un reflejo y a la vez, una convergencia extraordinaria entre varias etapas históricas de nuestro país reunidas en un solo lugar: la suntuosidad de los
grandes edificios de origen colonial impregnados de un olor barroco y
neoclásico que aun podemos degustar al contemplarlos, como la emblemática
Catedral Metropolitana o el majestuoso Palacio de Iturbide (hoy Museo Palacio
de Cultura Banamex); el ancestro
prehispánico conocido como El Templo Mayor, que también se asoma de manera imponente,
negándose a morir en el olvido y recordándole continuamente a los mexicanos su
herencia indígena; y por supuesto, el Art Nouveau francés, mostrándose de
manera soberbia y elegante en el Palacio de Bellas Artes o el Palacio de
Correos de la Ciudad de México.
Sin embargo, existe un lugar en esta parte de la ciudad que contrasta profundamente con nuestro
pasado histórico, una parte más moderna
y “japonesa” que nos devela continuamente que México, además de ser
polifacético, es también un país de
contrastes. Un recinto llamado el Bazar del Entretenimiento y Videojuego, pero
conocido popularmente como la Frikiplaza.
“La Meca” de la cultura
japonesa en México
¿Quién creería acaso que un edificio ubicado en el Eje Central
número 9, frente a la Torre Latinoamericana, en el corazón del Centro Histórico
sería el portal hacia otra dimensión totalmente diferente? La Frikiplaza es una
realidad a la que muchos mexicanos aun no están habituados, ya que este recinto
de 4 pisos y más de 250 locales alberga a todos los fanáticos del anime, manga,
videojuegos, comics, juegos de cartas coleccionables y música pop oriental. Estos
chavos son conocidos popularmente como “frikis.”
En el primer piso encontramos un lugar que no rebasa en lo absoluto el margen de lo normal, una decoración propia del lugar que vende productos relacionados con la electrónica y tecnología como celulares, computadoras, memorias SD, software, reproductores de música ,entre otras cosas más; aunque uno se puede percatar inmediatamente de algunos vendedores de videojuegos que se asoman de manera somera.
Pero, a partir, del segundo piso el ambiente cambia drásticamente
para ofrecernos el paraíso en el que todo friki desearía estar. Cientos de
jóvenes se asoman entre los diversos puestos de música pop japonesa y coreana,
mejor conocida como J-POP Y K-POP para conocer las últimas novedades traídas
del lejano oriente o simplemente para buscar a sus artistas favoritos; están
también aquellos locales que tienen infinidad de animes famosos a nivel
internacional entre la comunidad friki. Desde grandes clásicos como Dragon Ball
Z, Doraemon, Sailor Moon, Los Caballeros del Zodiaco y Sakura Card Captor,
hasta más recientes como Naruto, Death Note y One Piece. Todos ellos vendidos
en formatos DVD que muchas veces no son originales. Entre este mismo piso, el
contraste es interesante al encontrar locales más “occidentales” que venden
comics y artículos coleccionables de grandes franquicias como Marvel, DC
Comics, Star Wars, El Señor de los Anillos y The Walking Dead.
Wii U, Play Station 4, Magic,
comida y mucho más…
Decenas (quizá cientos) de cabezas centradas, enfocadas
detenidamente en su siguiente jugada, con 5 o 6 cartas en mano, mientras su oponente
barajea sus cartas rápidamente; otros que reciben destellos de luces en sus
ojos (aparentemente inmunes) que proyectan sus consolas portátiles de videojuegos,
como el Nintendo 3DS. Largas mesas dispuestas a lo largo del segundo y tercer
piso para que todos puedan jugar cómodamente. Y alrededor de éstas, puestos de
videojuegos y cartas para reforzar su mazo o probar algún videojuego nuevo.
Prácticamente se puede encontrar de todo en videojuegos desde
lanzamientos recientes hasta juegos de hace 30 años. No es difícil encontrar
algún veterano “Gamer” (friki amante de los videojuegos) que desee revivir sus
días de gloria con sus juegos de la infancia, con la consola Nintendo
Entretainement System (Nintendo NES) del año 1985 ; o un niño que viene con enorme ilusión al
venir por primera vez, siempre acompañado de su complaciente madre, que desea
comprarle el último juego de la serie FIFA para Xbox One.
Las cartas no son una excepción. Cada puesto posee cartas de
diferentes juegos coleccionables como Magic: The Gathering, Pokemon, Yu-Gi-OH,
Mitos y Leyendas y muchos más, e incluso, algunas pueden llegar a costar hasta 500
pesos, dependiendo de su rareza o “efectividad en combate”. Al igual que el
ajedrez o algún deporte físico, existen torneos nacionales e internacionales
donde se baten en duelo los mejores para demostrar sus habilidades; la mayoría
de los jugadores que frecuentan la Frikiplaza son bastante experimentados,
capaces de enfrentarse a cualquiera.
Para todos los jugadores o visitantes hambrientos también podemos
encontrar pequeños locales de comida japonesa, algunos de ellos atendidos por
personas de origen nipón o de ascendencia asiática, que venden productos
importados como bebidas o dulces.
El cuarto y ultimo piso está enfocado en lo que se conoce
coloquialmente como “maquinitas” en donde puedes “echar la reta” con tus amigos
en juegos clásicos y obligatorios como “Marvel vs Capcom” o “ Guitar Hero”.'
Nuevas Identidades
Nuevas Identidades
Un “Cosplay” (persona disfrazada de su personaje de anime favorito)
va mucho más allá de ser un simple disfraz, se trata de actuar y comportarse
como su personaje, adquiriendo de manera repentina otra identidad, dándole vida
a un ser que estaba determinado a existir en un manga (comic japonés). Diana
Hernández deja de ser ella misma para convertirse en “Sakura Haruno” del anime
Naruto. “Se trata de olvidar por un momento mis problemas para pasarla bien con
mis amigos y entender a los personajes que amo como Sakura, por ejemplo” La
frikiplaza se ha caracterizado desde hace años por organizar los mejores
eventos y concursos de “cosplayers” a nivel nacional y tener los mejores
accesorios para crear uno.
Todo menos un simple bazar
Nadie creería hoy en día que un espacio que nació hace 10 años con
el objeto de enfocarse en la tecnología se convirtiera en la casa de miles de
personas que comparten afinidades en común. Ser friki en este lugar va mucho
más allá de compartir gustos con tus amigos, es un espacio de convivencia, de
tolerancia y respeto, mismo que algunas veces no encuentran en nuestra sociedad
tan hermética, que con frecuencia suele nombrar a estos grupos como “desadaptados”
“tetos” o “cagados”. Muchos de ellos no encuentran una aceptación por parte de
sus padres, amigos o compañeros de la escuela y la reciben aquí entre completos
desconocidos.
No importa si no eres chilango, la Frikiplaza tiene sucursales en
20 estados de la república con zonas de juego, pero sin duda la mejor todas a
encuentras en el DF.
Ante todo, como periodista o investigador es importante romper con
los paradigmas de nuestra comunidad para atrevernos a conocer otros grupos
sociales ajenos a nosotros. Comprenderlos significa entender la complejidad de
nuestra sociedad contemporánea. Una comunidad, y por lo tanto la cultura, cambia
constantemente. La influencia japonesa es tan grande en estos jóvenes, que
algunas veces les genera un sentido de identidad mayor (aunque no pertenezcan a
esta cultura) que la propia mexicana.
Para muchos un espacio de entretenimiento. Para otros como Fernando
Valdivia, estudiante de comunicación afirma: “Un grupo de desadaptados que no
encajan en la sociedad.” Cualquiera que sea la opinión del lector, no podrá
negar que la comunidad friki es diferente a la clase de jóvenes que estamos
acostumbrados a ver. Se atreven a ser diferentes por encima de burlas o críticas que puedan recibir. Y tal como dice el lema de la Frkiplaza: “Todo
menos normal”
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