Por: Fernando César López
Sin duda alguna, el imperio mexica era el más
poderoso de Mesoamérica, antes y durante la llegada de los españoles al
territorio que hoy en día conocemos como México, a principios del siglo XVI. El
pueblo mexica además de su enorme poderío militar, tenía bajo su dominio a más
de 30 provincias provenientes de toda Mesoamérica que mantenían un enorme
sistema tributario que sostenía en gran medida, al imperio.
No obstante, la superstición de un hombre fue, en cierta
medida, un factor determinante para consumar el principio del fin. El fin de una era que cedía para darle paso a otra. Las
creencias de este hombre llamado Moctezuma Xocoyotzin, emperador
del pueblo mexica, tienen su origen en el legendario relato de origen Tolteca
que anunciaba el regreso del mítico sacerdote de Tula, “Ce Acatl Topiltzin
Quetzalcóatl” que volvería un día para reclamar su trono. Pero además, se
presentan otros relatos muy curiosos y de entrañable misterio, conocidos como
los “Presagios funestos” en los que se narra la caída del mundo Azteca.
Estos presagios son también una fuente fundamental de la
superstición del gran Huey Tlatoani, que asegura haberlos visto diez años antes de
la llegada de los españoles al nuevo mundo y eventualmente, esta serie de
sucesos serían aprovechados por Cortés y los conquistadores para el dominio de
su glorioso imperio.
Los presagios se encuentran en dos obras fundamentales
para el entendimiento del mundo indígena: el libro XII del Códice
Florentino y la “Historia de Tlaxcala” de Diego Muñoz Camargo. Ambos presentan
una estrecha semejanza de manera tal, que los relatos son, esencialmente, los
mismos.
A continuación se presentan los 8 presagios:
A continuación se presentan los 8 presagios:
1.- El primero de ellos es una enorme espiga o
llama de fuego que apareció en los cielos desde el oriente. Un cuerpo luminoso
y destellante que aparecía desde Oriente al mediodía y continuaba
manifestándose hasta el amanecer del día siguiente. Esta fulgurosa estrella
vino a mostrarse durante todo un año, causando enorme asombro en la gente.
2.- El templo de Huitzilopochtli arde en llamas de
manera espontánea y sin ningún motivo. Las feroces lenguas y llamas de fuego
terminan por quemar las columnas de fuego. Al ver que el incendio terminaba, se
oyó decir: “¡Mexicanos, venid de prisa: se apagará! ¡Traed vuestros
cántaros!…”(León-Portilla, 2007, p.5). Pero al intentar apagarlo, ardía más y
la lumbre terminó por consumirlo todo.
3.- Cae un rayo de manera repentina en el templo de
Xiuhtecuhtli, mientras lloviznaba de manera leve. Aunque el rayo ni siquiera se
oyó, el templo recibió daños notorios.
4.- Cuando había sol en el cielo, un enorme fuego
cayó. Dividido en tres partes, salió por donde se mete el sol e iba en
dirección por donde sale este. Caía en forma de lluvia y era larga su cola. Se
dice que cuando la gente lo vio, se escucho el sonar de varios cascabeles.
5.- El agua del lago de Texcoco empezó a hervir y se
levantó de manera turbia y violenta sobre la ciudad de Tenochtitlán,
destruyendo algunas construcciones e inundando parte de la ciudad.
6.- La diosa Cihuacóatl, madre de los dioses, se
aparecía durante las noches en la ciudad exclamando y gritando: “Hijos míos, ¿a
dónde os llevaré?” y otras veces “Hijos míos, pues ya tenemos que irnos lejos”.
Su aparición causaba un enorme terror entre los habitantes.
7.- Durante un día de pesca en el lago de Texcoco, se
encontró una extraña ave, similar a la grulla, que poseía en su cabeza un
enorme espejo. Los pescadores enseñaron la desconocida ave al emperador
Moctezuma. Este vio por primera vez al espejo y se percató de que podía ver las
estrellas y el Mastelejo (constelación náhuatl), pero al mirarlo por segunda
ocasión, observó a varios hombres, diferentes a ellos, en tez y vestimenta, que
se movían de forma briosa e intempestivamente. Al querer mirar los consejeros
del emperador, la imagen desapareció.
8.- Aparecían ante los habitantes de la ciudad, gente
deforme y monstruosa, que poseía dos cabezas, pero un solo cuerpo.
Al ser llevados a Moctezuma, éstos se desvanecían
inmediatamente.
Los presagios son, en si mismos, sencillos pero macabros,
enigmáticos y fatales al mismo tiempo. Sin duda, fundamentales para comprender
uno de los factores clave en la caída de la cultura mexica. Afortunadamente y
de alguna manera, algunos de ellos han logrado sobrevivir hasta nuestros días,
como el número seis, que representa, según varios estudiosos, el origen de una
de las leyendas mas representativas de nuestro país y presente en el imaginario
colectivo de terror del mexicano actual: La leyenda de la llorona.
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