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jueves, 20 de marzo de 2014

El principio del fin

Por: Fernando César López


Sin duda alguna, el imperio mexica era el más poderoso de Mesoamérica, antes y durante la llegada de los españoles al territorio que hoy en día conocemos como México, a principios del siglo XVI. El pueblo mexica además de su enorme poderío militar, tenía bajo su dominio a más de 30 provincias provenientes de toda Mesoamérica que mantenían un enorme sistema tributario que sostenía en gran medida, al imperio.

No obstante, la superstición de un hombre fue, en cierta medida, un factor determinante para consumar el principio del fin. El fin de una era que cedía para darle paso a otra. Las creencias de este hombre llamado Moctezuma Xocoyotzin, emperador del pueblo mexica, tienen su origen en el legendario relato de origen Tolteca que anunciaba el regreso del mítico sacerdote de Tula, “Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl” que volvería un día para reclamar su trono. Pero además, se presentan otros relatos muy curiosos y de entrañable misterio, conocidos como los “Presagios funestos” en los que se narra la caída del mundo Azteca.

Estos presagios son también una fuente fundamental de la superstición del gran Huey Tlatoani, que asegura haberlos visto diez años antes de la llegada de los españoles al nuevo mundo y eventualmente, esta serie de sucesos serían aprovechados por Cortés y los conquistadores para el dominio de su glorioso imperio.

Los presagios se encuentran en dos obras fundamentales para el entendimiento del mundo indígena: el libro XII del  Códice Florentino y la “Historia de Tlaxcala” de Diego Muñoz Camargo. Ambos presentan una estrecha semejanza de manera tal, que los relatos son, esencialmente, los mismos.


A continuación se presentan los 8 presagios:

1.-  El primero de ellos es una enorme espiga o llama de fuego que apareció en los cielos desde el oriente. Un cuerpo luminoso y destellante que aparecía desde Oriente al mediodía y continuaba manifestándose hasta el amanecer del día siguiente. Esta fulgurosa estrella vino a mostrarse durante todo un año, causando enorme asombro en la gente.

2.- El templo de Huitzilopochtli arde en llamas de manera espontánea y sin ningún motivo. Las feroces lenguas y llamas de fuego terminan por quemar las columnas de fuego. Al ver que el incendio terminaba, se oyó decir: “¡Mexicanos, venid de prisa: se apagará! ¡Traed vuestros cántaros!…”(León-Portilla, 2007, p.5). Pero al intentar apagarlo, ardía más y la lumbre terminó por consumirlo todo.

3.- Cae un rayo de manera repentina en el templo de Xiuhtecuhtli, mientras lloviznaba de manera leve. Aunque el rayo ni siquiera se oyó, el templo recibió daños notorios.

4.-  Cuando había sol en el cielo, un enorme fuego cayó. Dividido en tres partes, salió por donde se mete el sol e iba en dirección por donde sale este. Caía en forma de lluvia y era larga su cola. Se dice que cuando la gente lo vio, se escucho el sonar de varios cascabeles.

5.- El agua del lago de Texcoco empezó a hervir y se levantó de manera turbia y violenta sobre la ciudad de Tenochtitlán, destruyendo algunas construcciones e inundando parte de la ciudad.

6.-  La diosa Cihuacóatl, madre de los dioses, se aparecía durante las noches en la ciudad exclamando y gritando: “Hijos míos, ¿a dónde os llevaré?” y otras veces “Hijos míos, pues ya tenemos que irnos lejos”. Su aparición causaba un enorme terror entre los habitantes.

7.- Durante un día de pesca en el lago de Texcoco, se encontró una extraña ave, similar a la grulla, que poseía en su cabeza un enorme espejo. Los pescadores enseñaron la desconocida ave al emperador Moctezuma. Este vio por primera vez al espejo y se percató de que podía ver las estrellas y el Mastelejo (constelación náhuatl), pero al mirarlo por segunda ocasión, observó a varios hombres, diferentes a ellos, en tez y vestimenta, que se movían de forma  briosa e intempestivamente. Al querer mirar los consejeros del emperador, la imagen desapareció.

8.- Aparecían ante los habitantes de la ciudad, gente deforme y monstruosa, que poseía dos cabezas, pero un solo cuerpo.
Al ser llevados a Moctezuma, éstos se desvanecían inmediatamente.

Los presagios son, en si mismos, sencillos pero macabros, enigmáticos y fatales al mismo tiempo. Sin duda, fundamentales para comprender uno de los factores clave en la caída de la cultura mexica. Afortunadamente y de alguna manera, algunos de ellos han logrado sobrevivir hasta nuestros días, como el número seis, que representa, según varios estudiosos, el origen de una de las leyendas mas representativas de nuestro país y presente en el imaginario colectivo de terror del mexicano actual: La leyenda de la llorona.







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